viernes, octubre 13, 2006

Lluvia, frío y...miedo

Me embarco en un bus en Valdivia, pensando bajar en Chillán al amanecer, no calculo bién las horas, ha pasado mucho tiempo.
Después de haber trabajado todo el día atendiendo consultas de miles de mujeres y de haber recorrido mucho trayecto a pié entre un punto de venta y otro, me siento agotada.
No me interesa comer, ni mirar nada, solo quiero un lugar donde descansar.
Hay en la noche , 3 grados bajo cero de temperatura, aún muy abrigada no puedo dejar de sentir el frío y la humedad que golpea mi cara, me bajo del taxi y rápidamente subo al bus que se supone me dejará en el hotel donde tengo una reserva en Chillán, que recién he confirmado en forma telefónica, si mis cuentas no me engañan podré dormir unas horas antes de empezar de nuevo mi rutina de trabajo.
Converso con el chofer del bus a ver si me puede dejar en la puerta del hotel en vez de botar me en el Terminal, mas que nada por la hora en que pasará por Chillán.
Buena voluntad él , me indica - no hay problema señora
Y... me acurruco en un asiento quedándome dormida profundamente. Tan profundamente que no me dí cuenta cuando llegamos a Chillán y despierto sobresaltada cuando el chofer me dice - Sra. estamos en Chillán, había viajado muchas horas pero el agotamiento fué mas fuerte que la voluntad de permanecer despierta y ahí estaba, apurada, urgida, perdida sin poder aquilatar lo que me estaba pasando.
Para peor, el me dice -Sra. no la puedo llevar al hotel voy atrasado, la dejaré en el terminal, pero le recomendaré un taxista que es de confianza de la línea. Y me entregó una tarjeta, ahí quedé en el terminal, entre un montón de mendigos que dormían en sus asientos procurando protegerse del frío y la lluvia que caía sin contemplaciones...eran las 4.30 de la madrugada.
Me tomó tiempo ubicar un taxista, pero lo logré y me dirigí al Hotel.
El recepcionista me recibe muy amable y me dice: Sra. no hay habitaciones disponibles, y yo me quedo sin habla, vengo con un mundo de bultos y mi equipaje, está empezando a amanecer, tengo frio, hambre y estoy mojada hasta los huesos.
- ¡¡Y él me dice que no hay habitación !!
- ¡¡Ahh noo!! le respondo, yo tengo una reserva cancelada hace mas de diez días. Ud. no me puede hacer esto. Pero él, que tiene tanto sueño como yo, solo quiere terminar su jornada.
-Mire yo le conseguiré habitación en un lugar camino a San Carlos...¡¡ San Carlos !! digo yo, pero si eso está a 20 minutos de aquí,
-Si pero le consigo también un taxista de confianza para que la traslade.
Nada mas que hacer ni que decir.
El taxi toma de nuevo la carretera y entra en la mas plena oscuridad.
Y rueda y rueda por ella, hasta que me comienza a dar pánico, ni un auto, ni un camión, ni un bus en este camino maldito...y de pronto ¡¡ zas !! el auto se mete por un camino lleno de arboles gigantescos culebreando entre cerros y barro. En este punto yo ya estaba con ataque de nervios, con un miedo que no me dejaba pensar y con tiritones que no sabía si eran de susto o de frío.
Por fín se para en la puerta de una cabaña y me dice
-Señorita ha llegado sana y salva, yo le bajo sus pertenencias Ud.protejase de la lluvia.
Pobre hombre , estaba mas mojado que yo, le cancelo lo cobrado, me despido y enfrento a una mujer joven, en estado de gravidez bién avanzado, le explico que vengo del Hotel y que ellos me hicieron una reserva hace unos momentos.
Llama a un muchacho que toma mi equipaje y entre barro y hoyos iniciamos el camino hacia mi cabaña.
.
¡¡Uffff por fin veo una cama maravillosa!! miro a mi alrededor y me agrada el lugar, se ve acogedor y abrigado.
Ya son las 6 de la mañana, en poco rato mas deberé irme a trabajar, el como saldré de allí es otro drama para mi.
Pero bueno, ya veré.
Me quito la ropa y entro a la ducha, siento el agua caliente que me reconforta y estoy disfrutandola cuando escucho tremendos golpes, que creo vienen de la puerta..
Molesta y temerosa me enfundo en la toalla de baño y me acerco a ver la puerta
-No hay nadie. Vuelvo al agua y de pronto ...otra vez los golpes
-De nuevo nadie en la puerta, me acerco a la puerta del cobertizo y tampoco veo a nadie.
A estas alturas ya me entra el terror.
estoy sola, en un lugar desconocido, con gente desconocida y casi en los extramuros del mundo.
Estoy meditando como enfrentar esto cuando escucho :
- Señorita, aquí, señorita en el velador era la voz del muchacho que me había indicado el camino a la cabaña.
-¿ que quieres ? le digo
- abra señorita la puerta del velador
-Voy hasta el velador abro y ¿ que creen que había allí ?
Pues... dos vasos con licor, picadillos y hielo.
¡¡Imaginense !!
¿Porqué traes esto si no lo pedí ? , le digo, el contesta: es que habitualmente las parejas lo piden siempre.
- pero que pareja? le digo, si vengo a dormir porque no hay habitación en el hotel
-Ahhhh, me contesta ¿ entonces quiere desayuno señorita?
- ¡¡ claro pues niño eso es lo que necesito y no esto !!
Hasta ahí caí en cuenta que estaba en un Motel parejero.
Para salir de allí tuve que llamar a una prima que entre risas y bromas pesadas llegó en su auto practicamente disfrazada a buscarme.
Mejor no les cuento las explicaciones que tuve que dar en la empresa, cuando presenté una factura del Motel " Dos arbolitos"
No tengo la seguridad de que mi marido me haya creído esta historia , es bién difícil de creer pero...pude haber guardado silencio .
Solo me detengo a pensar lo que hubieran dicho los diarios si me hubieran asaltado y asesinado en ese camino o en el Motel.
No siempre las cosas son lo que parecen.

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