miércoles, diciembre 06, 2006

No fué una noche como tantas



Una noche como tantas de las que habían transcurrido en su vida, se fué a la cama
junto a su compañero de toda la vida
50 años juntos, una familia con descendientes de doble generación, es decir abuelos de nietos pequeños aún.
Entre su trabajo y su casa transcurrió la vida, con intervalos cortos de vacaciones en los que muy rara vez les fué posible llegar mas lejos que a la costa, a dos horas de la ciudad.
En la oscuridad de la noche ya cercano el amanecer, solo una casa mantenía sus luces encendidas, la suya, el resto aparentemente dormía en medio de la ocuridad.
Ella se incorporó en la cama y salió de los brazos de su marido silenciosamente, pasó frente al espejo de su tocador y se vió en ropa de dormir.su largo cabello tomado en una trenza y su rostro joven le devolvieron la bella sonrisa de la cual su esposo se había enamorado.
Salió de la habitación sin hacer ruido y al volver a mirarse en el espejo se encontró con la imagen de una dama muy parecida a ella pero de cortos cabellos blancos que le sonreía en forma dulce e ingenua.
- Por favor discúlpeme estoy aún en ropa de dormir - dijo - no demoro en darme un baño - quiero que me ayude a vestir mi traje de novia y arregle mi cabello en la forma mas sencilla posible, por esta vez no usaré maquillaje.
La señora que tenía en frente suyo , solo sonreía al mirarla, parecía no estar allí, o no escuchar la voz de su interlocutora.
Pasaron unos minutos y salió cargando una enorme caja ,vistiendo una linda ropa intima, medias blancas y una liga llena de encajes que pronto le arrancarían sin mucha sutileza
Sonrío como si recordara haber vivido ya este momento, llena de alegría se dispuso a vestir el traje de gasas y tul que sacó de la caja, aunque primero la señora la ayudó a ponerse una corta casaquilla que acentuaba su esbeltez y dejaba algo insinuante su escote.
Quedó conforme con su peinado y se dispuso a calzar sus altos tacones que evitarían se pisara el ruedo de su blanco vestido.
Antes de salir de la habitación quiso mirarse por última vez en el espejo, tomó su ramo y nerviosa se volvió para despedirse de la dama que la había estado ayudando, sin encontrarla.
Al pasar por el espejo fué girando de a poco para disfrutar el momento a solas que vivía y ...lo que vió la llenó de dolor.
Aquella dama de cabellos grises, de bella sonrisa que la había estado ayudando la miraba ahora desde el espejo vestida de novia.
Se llevó las manos a la cabeza y la dama hizo lo mismo, arrancó su velo del cabello y se volvió para tirarlo...pero unas manos cariñosas la cogieron y unos fuertes brazos la cargaron hasta su cama.
-No llores mi amor- dijo él
-apenas salga el sol te vistes de novia y Manuel nos lleva en el coche a la iglesia.
El , con delicadeza extrema le quitó el camisón blanco de dormir que ella llevaba y que él tan bién había conocido hacía 50 años, la vistió con otro de color y la acurrucó en la cama a su lado.
Solo él podía entender lo que había en la mente de su esposa, pero no se perdonaba, se había dormido y ella en su demencia había vuelto a soñar con el día mas importante y feliz de sus vidas.
Calentaron los primeros rayos del sol de invierno cuando se escucharon las risas de los pequeños nietos entrando al cuarto de los abuelos para iluminarles el día.
La noche había quedado atrás y con ella la tristeza de él pero los olvidos de ella seguirían allí.
Y él no estaba preparado para que ella se olvidara también de él
No fué una noche como tantas

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